domingo, 19 de abril de 2009

Morirse de algo

Llegó el momento de poner al servicio del azar el resto, lo que queda, esas últimas cartas guardadas no por estrategia, ni por esconder el as que ganará agónicamente, sino por no saber cuando jugarlas. 

Supongo que todos pasamos por esos días en que intentamos cosas pensando en que no hay nada que perder, unos días nada más, no muchos, unos cuantos, se imaginan q sería de nuestras vidas si cada día hiciéramos las cosas con la absoluta seguridad de que tendrán éxito o que nos dirán que si?

No quiero pensar ahora en que sería lo que haría mañana si supiera por adelantado que tendría una respuesta positiva, es demasiado, qué tal pedir un aumento, un ascenso o buscar a Ana Claudia Talancon y proponerle jornadas inagotables de sexo. Pero no, ahora no quiero decidirlo.

Sólo se que estas ahí, paradita, con una playera del maratón del 2002 que puede ser desde mi miedo, el pretexto perfecto para acercarme a ti y romper con una sola pregunta el orden impuesto, con la inercia, con tu vida resuelta, con la mía aletargada.

Y así, con una sonrisa seca, y con el sudor en el cuerpo, me enseñarás los ojos que cambiarán mi vida y con los que empezaré  por fin, a morirme de algo.