miércoles, 18 de febrero de 2009

Segunda parte

...y me puse un ultimátum: Ok, entra, si está, es que todo es cierto, que si hay cosas predestinadas, que lo que hay entre los dos no depende ni de ti ni de ella, pero sino, te olvidas de toda esta bola de estupideces. Y acepté.

Cuando apenas había caminado unos cuantos pasos adentro de la tienda, me cayó el veinte de las mínimas probabilidades que tenía de ganar y pensé en echarme para atrás, la apuesta era demasiado alta, lo que estaba en juego no eran 100 o 200 pesos, era mi forma de ver la vida, sin embargo, decidí  que ya estaba ahí y que había que dejar todo en manos de la otra pluma.

Mientras caminaba volteaba para todos lados, su cara la veía en cualquier cara. De pronto, me pareció verla pasar, era en el departamento de abarrotes, así que fui hacia allá con el corazón apunto de salirme del pecho, con las manos frías, la boca seca, el mundo en pausa. No hizo falta acercarme demasiado para darme cuenta que me había equivocado, la diferencia era como de 10 años e igual número de kilos.

La situación anterior se repitió varias veces, en cada pasillo, en cada departamento, pero seguí buscando. Estando en el área de lácteos pensé en que pasaría si me encontrara con algún conocido, obviamente tendría que inventar un pretexto para justificar mi presencia en esa tienda, ni modo que confesara que estaba buscando a alguien que soñé, pero bueno, podría inventar cualquier cosa.

Y así, anduve por todo el super, cada vez con menos fe, como si la enlataran de a poco, como a los chicharos. No quedaba más que caminar hacia la salida y olvidarme de la tontería más grande que había hecho en toda mi vida, nada era cierto, no hay otra pluma.     

Antes de salir estan las cajas...

1 comentario:

  1. Jajajajajaja, estoy en suspenso, en serio, pero me lo leo en un santiamen así que corre!!! ya quiero la siguente parte.

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